Hola Juan, ¿cómo estás? Espero que estas líneas te encuentren muy bien.
Como te he comentado en mensajes anteriores, desde hace décadas sabemos que las partes por millón de CO2 en nuestra atmósfera están aumentando a un ritmo sin precedentes. Esto lo sabemos gracias al trabajo de científicos como los del laboratorio de NOAA en Hawái. Hoy hemos sabido que se está programando cerrar este laboratorio en el mes de agosto.
Cómo te lo puedo explicar.
Hay un presidente en ese país que afirma que el cambio climático es mentira, y millones de personas están de acuerdo con él. Ha afirmado que se van a perforar muchos nuevos pozos de petróleo. Hay unos cuantos miles de personas felices de que esto sea así porque van a ganar mucho dinero con ello. No creo que vaya a ocurrir lo que dice esta viñeta, pero sí transmite la esencia de la estupidez humana sobre este particular:
Es difícil explicarte que esto ocurre cuando sabemos que el calentamiento global nos hace daño hoy. Hace unos días, unas inundaciones en Bahía Blanca, Argentina, cerca de donde vivo, se cobraron la vida de 15 personas. Un reciente estudio de atribución señaló que el evento fue "mayormente fortalecido por el cambio climático impulsado por el ser humano". El coste económico de la reconstrucción se ha estimado en un primer momento en unos 376 millones de dólares, aunque ya se está afirmando que será más.
Cuando veo noticias como ésta en un país petrolero, o como ésta, también vinculada con el calentamiento, en otro país petrolero, me pregunto cuántas veces más, y con cuanta más virulencia, vamos a tener que sufrir los impactos de fenómenos climáticos extremos hasta que la opinión pública cobre conciencia de que no podemos seguir extrayendo combustibles fósiles de nuestro subsuelo.
Este año, la COP, ya en su trigésima edición, tendrá lugar precisamente en ese país petrolero del que te hablaba. Hace unos días, el presidente de esta COP publicó una carta que vale la pena leer. Te transcribo los párrafos que me han resultado más interesantes:
COP30 en el epicentro de la crisis climática
Ahora entramos en 2025 con la confirmación de que 2024 fue el año más cálido registrado a nivel mundial, y el primer año calendario en que la temperatura media global superó los 1.5°C por encima de su nivel preindustrial. Enero de 2025 también marcó el mes más cálido registrado. Basándose en trabajos previos sobre riesgos climáticos físicos, transicionales y legales, el Consejo de Estabilidad Financiera – el organismo internacional que supervisa y recomienda políticas para el sistema financiero global – informó el pasado enero que los choques climáticos pueden amenazar la estabilidad financiera mundial. La COP30 será, por lo tanto, la primera que indudablemente se llevará a cabo en el epicentro de la crisis climática, y la primera que se celebrará en la Amazonía, uno de los ecosistemas más vitales del mundo, ahora en riesgo de alcanzar un punto de inflexión irreversible, según los científicos.
Desde hace mucho tiempo conocemos la magnitud y gravedad del cambio climático y sus crecientes impactos. Hemos afirmado y reafirmado el calentamiento global como una amenaza existencial para la humanidad. Hemos tenido conocimiento científico sobre el tema durante más de 35 años, consolidado desde el primer informe de evaluación del IPCC de 1990.
Ahora, no solo escuchamos sobre los riesgos climáticos, sino que también vivimos la urgencia climática. El cambio climático ya no está contenido en la ciencia y el derecho internacional. Ha llegado a nuestras puertas, alcanzando nuestros ecosistemas, ciudades y vidas diarias. Desde Siberia hasta el Amazonas, desde Porto Alegre hasta Los Ángeles, ahora afecta a nuestras familias, salud, costo de vida y rutinas en la educación, el trabajo y el entretenimiento. Imágenes de desastres climáticos y sufrimiento humano invaden nuestras salas de estar en la televisión y en las redes sociales, mientras rápidamente entramos en una zona peligrosa en la que los ricos de los países desarrollados y en desarrollo se aíslan tras muros resistentes al clima. Mientras tanto, los pobres en los países en desarrollo y en los países desarrollados sufren cada vez más. Inevitablemente, los eventos climáticos extremos – y los posibles puntos de inflexión climática – afectarán cada vez más a cada país, comunidad e individuo, aunque los más vulnerables serán los más afectados.
Un llamado global contra el cambio climático
Mientras lloramos las pérdidas humanas y materiales, 2025 debe ser el año en que canalicemos nuestra tristeza e indignación hacia una acción colectiva constructiva. El cambio es inevitable, ya sea por elección o por catástrofe. Si el calentamiento global no se controla, el cambio nos será impuesto ya que interrumpe nuestras sociedades, economías y familias. Si en cambio elegimos organizarnos en acción colectiva, tenemos la posibilidad de reescribir un futuro diferente. Cambiar por elección nos da la oportunidad de un futuro que no esté dictado por la tragedia climática, sino por la resiliencia y la capacidad de actuar hacia una visión que diseñamos nosotros mismos.
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La filósofa germano-estadounidense Hannah Arendt denunció la "banalidad del mal" como la aceptación de lo que era inaceptable. Ahora, nos enfrentamos a la "banalidad de la inacción", una inacción irresponsable e inaceptable.
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El antiguo matemático y físico griego Arquímedes dijo: "dame una palanca lo suficientemente larga y un punto de apoyo en el que colocarla, y moveré el mundo." A los líderes y partes interesadas de todos los ámbitos de la vida, dennos palancas lo suficientemente largas y la COP30 servirá como un punto de apoyo sobre el cual colocarlas. Juntos, moveremos al mundo hacia transiciones de bajo carbono y resilientes al clima. A nuestros pensadores, líderes espirituales, artistas y filósofos, les pedimos que nos ayuden a trascender mentalidades obsoletas mientras preservamos los valores compartidos e innovamos hacia un nuevo renacimiento planetario. La humanidad debe regenerar su relación consigo misma y con la naturaleza a la que pertenece.
A los líderes locales, pequeñas empresas, padres, individuos y profesionales en salud, educación y seguridad pública, necesitamos que regeneren nuestras comunidades como bastiones de pertenencia, cooperación y propósito. Nuestra familia humana solo será tan resiliente como nuestras comunidades y vecindarios sean cohesivos y fuertes. Al fomentar los valores de la ciudadanía, necesitamos ofrecer a nuestros hijos visión, modelos ejemplares y mentoría para demostrar que en la medida en que nos respetamos mutuamente y respetamos nuestro entorno, es la medida en que nos respetamos a nosotros mismos.
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En el futuro seremos juzgados por nuestra disposición a responder firmemente a la creciente crisis climática. La falta de ambición será juzgada como falta de liderazgo, ya que no habrá liderazgo global en el siglo XXI que no esté definido por el liderazgo climático.
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Vivimos un momento histórico. Los riesgos sistémicos relacionados con el clima ya están mostrando signos progresivos. Los choques climáticos pueden no llegar lentamente; podrían surgir de manera abrupta, en cambios irreversibles.
En nuestra lucha contra el cambio climático – la lucha del siglo – todos los actores y cada producto y servicio serán objeto de escrutinio en todas partes, ahora y en el futuro. Aquellos que se nieguen a reflexionar sobre el pensamiento a medio y largo plazo, las políticas orientadas al futuro y el compromiso pueden sucumbir a riesgos climáticos relacionados con la reputación, la transición, lo legal y lo físico. Aquellos que se comprometen genuinamente a ganar la lucha contra el clima tienen el potencial de emerger como líderes en una era dorada de renovación, regeneración y cooperación global.
El padre de la teoría de las inteligencias múltiples, Howard Garner, comentaba esto ayer en una entrevista:
Hemos vivido una era en la que los seres humanos hemos dominado el planeta y no nos hemos preocupado de otras formas de existencia. Tenemos que pensar en lo que significa ser miembro de una especie en la Tierra y en cómo nos relacionamos con las demás para que puedan sobrevivir. Habitamos un pequeño planeta en peligro de desaparición. Las plantas probablemente tengan más probabilidades de hacerlo aquí que las personas. Quienes nos preocupamos por la historia pasada y futura debemos hacerlo no sólo teniendo en cuenta al Homo sapiens.
Te mando un fuerte abrazo.